"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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29-01-2024 |
Marcelo Marchese
Por un lado, crece la presión internacional para lograr que la ONU detenga el genocidio palestino, por el otro, aparentemente, llevarían a Bill Gates, al representante de Pfizer, a Úrsula von der Leyen y a otros personajes, a la Corte Internacional de La Haya por su responsabilidad en el experimento sanitario de consecuencias nefastas.
Este segundo asunto no lo he podido confirmar, pero en todo caso, estoy seguro que tarde o temprano, se llevarán a los supuestos responsables del experimento médico global ante tribunales internacionales, y lo que me interesa, es aclarar un asunto de estrategia, sea ante un hecho cierto, sea ante un hecho probable.
Estos dos asuntos, aunque disímiles, tienen algo en común, y esa cosa en común es tan importante, que nos lleva a concluir que estos dos asuntos refieren al mismo asunto.
La jugada pandémica fue una jugada en bandas: profundo disciplinamiento; digitalización de la economía, lo que significa digitalización de la vida; violenta concentración de capitales; experimento en masa para avanzar en el proceso de editar el gen del envejecimiento; implantación del secreto a nivel global en la política, ya que fueron secretos los contratos firmados entre Pfizer y los Estados; y como resultante, aceleración del proceso que conduce a una dictadura global.
Los Estados terminaron la pandemia harto endeudados, y, mientras extremaban su control sobre las poblaciones (no se podía ir a la playa y había que pincharse algo dudoso) al mismo tiempo, se retiraban de sus funciones habituales (los sistemas legislativo y judicial no controlaron nada, era harto complejo hacer un trámite y las escuelas enseñaban "a distancia")
Los gobernantes y los Bill Gates de este mundo, fueron instrumentos. Tarde o temprano, serán llevados a la picota, pero como los verdaderos responsables quedarán impunes, el verdadero propósito quedará impune, y como sería una organización internacional la que juzgara a los títeres, se estaría privilegiando la lógica y el derecho internacionales, una lógica y un derecho internacionales imprescindibles para un gobierno global.
Con respecto a Gaza, sucede lo mismo. La ONU implantó un País en un País, decretando una guerra eterna, ya que si la ONU decreta que tu casa no sea tu casa, no te va a gustar, y si además de sacarte la casa, te torturan, violan y matan, te gustará menos.
Todo apunta a que la ONU presione a Israel para que detenga esta maldad incalificable. Lo que se ataca en primera instancia, es el derecho interno de Israel, su soberanía, para imponer la idea de que debe prevalecer un derecho internacional humanista.
Con toda evidencia, se ataca la cosa por el lado más débil: el derecho a decidir, la soberanía, por parte del Estado más ordinario, injusto, colonialista, imperialista, bravucón, patotero, despiadado, etnocrático y racista del mundo.
Pero tenemos más ejemplos, como el tratado global que pretende imponer la OMS, para aplicar su política sanitaria con el propósito de atenuar los daños del calentamiento global, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, es decir, para impedirnos criar ganado y comer carne, lo que llevará a que perderemos nuestra tierra y nuestra capacidad de producir alimentos.
Mientras tanto, se denuncia a los criminales de las dictaduras militares en la corte internacional que fuere, y se juzga, de paso, a los Estados que perpetraron tamañas maldades.
Pero hay más, pues si UPM quiere acusarnos por cualquier freno que pretendiéramos imponerle, lo hará no en nuestros tribunales, sino en el CIADI, el tribunal del Banco Mundial en Washington.
Las variantes, abundan, y aumentan los tratados internacionales que pretenden comprometer el derecho interno de los países.
Así que tenemos varios problemas.
Se ha llevado a cabo un experimento en masa cuyos propósitos deben ser conocidos por toda la humanidad, y sus responsables, juzgados.
Se perpetra otro genocidio, un genocidio que debe terminar ya mismo y sus responsables, juzgados.
Se pretende establecer un tratado internacional donde un organismo de la ONU, con la excusa de la salud, diseñará políticas para robarnos, y debemos impedirlo.
El Foro Económico Mundial, sin que nadie lo haya elegido, marca la agenda de la humanidad.
Los fondos de inversión, los bancos, los organismos crediticios, las "fundaciones sin fines de lucro" y en suma, Satán, que no es otra cosa que un mago que maneja la energía del dinero, hace danzar con su música macabra a científicos, académicos, políticos y artistas.
El problema aquí es cómo abordamos estos problemas, pues la jugada pandémica a muchas bandas, conduce a un hoyo donde irá la bola: la dictadura global. Si llevan al banquillo a la clase política, la que será condenada será la República. Si impedimos que transcurra el genocidio erigiendo en salvadora a la ONU, saldremos del fuego para caer en las brasas, unas brasas cien mil veces peores que el fuego.
¿Pero no deben ser juzgados los políticos corruptos, los títeres miserables, "la casta"? Supongo que nos estamos refiriendo a los políticos que votamos en estas sociedades corrompidas hasta la médula. Con toda evidencia debemos cambiar el sistema político para que actúe efectivamente como una democracia republicana, pero para eso deben cambiar nuestras sociedades, y en particular, la cultura política de nuestras sociedades.
El tema es que quien diseña las políticas, Satán, llamado aquí comúnmente "El Titiritero", manda al frente a los políticos, pues pretende acabar antes que nada, con aquello que precisa de los políticos para existir, la democracia representativa, y si manda al frente a Bill Gates, es porque también pretende apoderarse de los capitales que maneja (testaferrea) Bill Gates.
La avidez del Titiritero es otra manifestación del infinito.
¿Cuál es entonces el problema principal, cuál es la tensión, la contradicción histórica principal? La lucha entre la dictadura global y las soberanías nacionales. Para definir una estrategia, primero hay que resolver cuál es la contradicción principal, pues hay dos fuerzas históricas en pugna, en tanto nosotros somos agentes históricos.
Debemos juzgar a Pfizer y a los políticos en nuestros tribunales. Si por presión mundial logramos que se detenga el genocidio palestino, que sea por obra de los pueblos. Si queremos que las trasnacionales no vengan a robarnos hasta el alma, debemos votar por los cuatro plebiscitos contra el Titiritero.
"Pinta tu aldea y pintarás el mundo" . Uno es quien es. Quieren arrasar con nuestra identidad, con nuestra cultura, pues el hombre ha logrado todo lo que ha logrado por su cultura. La cultura es nuestra arma y sin ella, nos comían las hienas y los leones.
Bien, ahora hay amenazas más graves que las hienas y los leones, aunque no hay desafío que se le presente al hombre que no pueda resolver.
No por acaso somos el ser con más energía vital en la Tierra.
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